jueves, 11 de marzo de 2010

taking chances

Mientras mis caricias sepan disimular tu ausencia.

martes, 9 de marzo de 2010

C.93


"Me atormenta tu amor que no me sirve de puente
porque un puente no se sostiene de un solo lado."

J. Cortázar

lunes, 8 de marzo de 2010

prefiero tu voz

Si pudiera esperar a mañana para abrazarte, para sentir el calor de tus besos, si pudiera saber que mañana vas a estar en mi mundo.
Sos exactamente todo lo que quiero.
Soy alérgica a tus despedidas.
Sos la persona que puede hacerme feliz.
Soy la persona que quiere hacerte feliz.
Hoy sos mi realidad: mi secreto, mi sueño, mi esperanza y mi ilusión; sos parte de mí.

Voy a vivir hoy para poder encontrarte mañana.
- ¿Y estos Sugus?
- Sugus nada más...

viernes, 5 de marzo de 2010

VII

( http://eugeeniaaa.blogspot.com/2009/01/vi.html )

Fue en realidad un encuentro mágico: los dos distinguían al precipicio donde se aproximaban, los dos sabían que el final estaba ahí, tan próximo como un suspiro. Si bien las horas fueron aún más breves, fueron también necesarias. Extrañaba su mirada risueña y su pelo negro, los abrazos, los besos únicos, su constelación de pecas.
Se rieron, se rieron a carcajadas del tiempo que perdieron estando tan lejos, de las banalidades que surgen después de la despedida inútil. Ella lo miró a los ojos y entonces entendió que no necesitaba saber si su sentimiento todavía estaba ahí porque en realidad su único amor estaba siendo rodeado por sus brazos, reflejándose en sus cristalinos ojos. Palpitaban sus corazones cerca, otra vez.
Es verdad que habían cambiado, él ahora usaba anteojos y ella tenía el pelo por la cintura; pero ninguno pudo responderse cómo ni por cuál razón cósmica estaban de nuevo los dos siendo dos después del caos. Irresistibles, mágicos. Pero él sabía, que ella sabía que él todavía no era. Ella lo quería, quería estar con él y él quería estar con ella... pero la dejó ir. Por ahora, quería que fuera feliz con alguien más.
El cielo gris les deparaba, de nuevo, otro destino. Quizás se volvieran a cruzar de nuevo, quizás los recuerdos se marchitaran y se volarían con el viento en algún descuido.
Pero ella todavía no pudo entender por qué con solamente estar cerca de él, la poesía empezaba a brotar por sus dedos; él no entendió por qué dos horas alcanzaban para 100 canciones.