miércoles, 25 de febrero de 2009

soneto CXVI

No dejen que admita impedimento al enlace
de las almas fieles: no es amor el amor
que al contemplar un cambio, cambia,
o que obliga al distanciado a distanciarse,

¡Oh, no! Es un faro inmóvil
que contempla tempestades y no se estremece nunca.
Es la estrella para todo barco errante
cuya virtud ignora, aunque conozca su altura.

El amor no es el tonto del tiempo, por más que labios
y mejillas de rosa al alcance de su curva guadaña lleguen.
El amor no se altera con las breves horas y semanas,
sino que perdura hasta el filo de los días.
Si esto es erróneo y se me puede probar,
yo nunca escribí, ni hombre alguno amó jamás.


William Shakespeare

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