lunes, 2 de febrero de 2009

textos apócrifos

No puedo esperar a poder escribirte, no puedo creer que sé captarte en una totalidad que asusta.
Quiero describirte con una precisión hermosa y perfeccionar todos tus adorables defectos para que sigan siendo defectos. Quiero limar todo lo que no corresponda. Sí, voy a esculpirte, modelarte, pintarte, dibujarte. Tengo que crearte, todos los días.
Me encanta descansar de vos. Me encanta que seas alguien a cada hora y que incluso tus silencios y tu ocio sean míos.
Es perfecto pertenecerte, aunque duela cada vez que cambies. No hay nada que no elija de vos, no hay nada que lastime más que no tenerte y aún así ser tuya.
Sos una armonía preciosa, la presión del agua en el cuerpo sumergido y lo liviano del aire que envuelve un día de humedad.
Tengo que fotografiar cada uno de tus paisajes, tus ideas, tus pesadillas y, sobre todo, cada una de tus palabras; con cuidado de no perderme en los bordes de tu pelo negro y dejándome distraer por las constelaciones de tus pupilas.
Negarte es igual de inútil que negar a mis manos, o a mi boca. En vano puedo intentar lavarte con lágrimas e ignorarte frente a mis ojos, sabiendo que siempre vas a ser.
Es preciso que me enredes en los hilos de tu risa, sentir tu respiración en mi cuello, sujetarme con fuerza a tus piernas, examinarme cuidadosamente en el brillo de tus ojos. Atarme para siempre a tu cuerpo.
Me encanta admirar tu misterio, un eterno horizonte inalcanzable. Soy adicta a nuestras dudas y a las pocas certezas.
Hay un universo dentro tuyo donde vivo.
Y no puedo esperar a poder escribirte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

dadodino,
pero qué gil...!

sebastián dijo...

sí, demasiado diría yo AJAJAJ