Revolvió el papelerío con locura mientras se paralizaba en gran porcentaje su capacidad de razón lógica. No había razones, no había consuelo. Su corazón vencido cedía a las cadenas del tiempo, se dejaba ahogar en una corriente de lágrimas gastadas.
-No se cómo seguir.
Es verdad, no sabía cómo: ya no era nada, no quedaba nada. Era un tesoro devastado por todas las catástrofes conocidas. Ahora no era amor...era la terrible indiferencia mezclada con lo demás. Ella podía sentir el peso de la vida en su pecho, podía ver el fin de su ideal.
Y sin embargo el aire estaba todavía intoxicado con su perfume....
Mon coeur ne supporterait pas une déception, ne me laisse pas mon amour.
domingo, 18 de enero de 2009
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