jueves, 2 de abril de 2009

ex-sistir

El estado del enamoramiento muestra el predominio de la libido de objeto en detrimento de la libido del yo. “¿En razón de qué se ve compelida la vida anímica a traspasar los límites del narcisismo y poner la libido sobre objetos? Esa necesidad sobreviene cuando la investidura del yo con libido ha sobrepasado cierta medida. Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar “enfermo estaba y ese fue de la creación el motivo: creando convalecí y en ese esfuerzo sané” (Freud, 1914).
Se necesita amar para no enfermar, se hace necesario buscar un objeto para no enfermar.
La libido nos ofrece la posibilidad de este movimiento: amar, enfermar, vivir en sociedad.
En el caso del enamoramiento se incluye un elemento más, que tiene que ver con un ideal. Vamos a ver. Vivir es convivir, no sobrevivir. Y para convivir hay que relacionarse. Hay que reconocer que no estamos solos, también están los otros y con ellos tenemos que negociar, negociar para poder convivir.
Además, otros que no se nos parecen en nada. Y aquel que se siente tan extraordinario y omnipotente, no puede querer a alguien tan diferente de sí... Este es uno de los momentos dramáticos de la evolución humana, cuando de repente tenemos que decirnos a nosotros mismos que no hay más remedio para sobrevivir y lograr la convivencia, que reconocer que hay otro con el cual tenemos que pactar. (“Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo, es por un malentendido. J.P.Sartre)
En ese momento, la omnipotencia se desinfla y reconocemos que no podemos hacer lo que queremos. Así, el estado narcisista va siendo superado, en la lenta evolución por el momento en el cual admitimos que para seguir adelante hay que establecer relaciones. Ex – sistir significa en latin “salir de”, “estar fuera de”. Entonces, no basta con estar para existir sino que esto siempre requiere un movimiento hacia los seres y hacia las cosas.
El enamorado elige narcisísticamente a su objeto amoroso, es decir, que el objeto del cual se ha enamorado está en el lugar de su ideal, absolutamente engrandecido porque es depositario de toda su libido y lo idealiza suponiéndolo como la encarnación de lo perfecto, de lo grandioso. Por lo tanto, el enamoramiento supone al objeto en el lugar ideal y el sujeto queda “vaciado”: toda la energía y el caudal libidinal están depositados en el objeto. Los defectos no pueden verse, no hay posibilidad de ver la castración, el otro es “completo”.
En la medida en que hay un otro perfecto, el enamoramiento es una gratificación narcisística, ya que la fantasía de la perfección subsiste y se elude la inevitabilidad de la propia castración.
La dependencia respecto del objeto amado rebaja el sentimiento de sí; el que está enamorado, está humillado. El que ama ha sacrificado un fragmento de su narcisismo y sólo puede restituírselo a trueque de ser amado. El amor del objeto se vuelve imprescindible para el narcisismo del sujeto.
El yo se empobrece y se entrega al objeto. (“yo tuve el fin y era más/ yo tuve más no había fin/ yo tuve el mundo a mis pies/ y no era nada sin ti... Charly García)
En su acepción más amplia, el amor aparece siempre como el hecho más importante de la vida humana. Su carencia representa el sufrimiento más castrador. Pero, para colmo de males representa, además, el estado mayor de vulnerabilidad y la causa de la tendencia a buscar una imposible protección mágica frente al desamparo afectivo: la tendencia a sobrevalorar la persona que acceda a amarnos. Lo que aparece siempre detrás es el eterno tema de la influencia que una persona puede ejercer sobre otra manipulando los sentimientos.
La idealización falsea el juicio: hay una rápida construcción de una ilusión, de una actitud enamorada –con todo el arsenal burgués de rosas, pasacalles, versos mal escritos, etc- El narcisismo pertenece al yo pero dos son necesarios para constituir un Narciso; se lo encontrará siempre como narcisismo en las formas de idealización y sobrestimación de algún otro. El yo se liga al otro, lo inviste de su ideal y renuncia al egoísmo. “Es el engaño el que enamora” A. Dolina
Toda persona seducida ya lo está aún antes de que aparezca el seductor.
Freud nos dice que el amar en sí, como ansia y privación, rebaja la autoestima, mientras que ser-amado, hallar un objeto de amor, poseer al objeto amado, vuelven a elevarla. O sea, necesitamos del equilibrio, admitir que el otro idealizado tiene defectos.
Cuando la relación es recíproca, se produce un feedback. El enamoramiento alude siempre a un vínculo, es una ligazón nueva. En un período, los defectos se convierten en virtudes y las fallas son gracias (quien no escribió alguna vez –o le escribieron- “Cuando amas a una rosa, la amas con las espinas”)
Tal parece que en toda relación amorosa hay siempre alguna clase de sustitución. Somos lo que el otro cree que somos.

Creo que no te quiero
Que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte
Como la mano izquierda enamorada de ese guante
Que vive en la derecha (Julio Cortázar)


Analyze me.

2 comentarios:

aburrida dijo...

Es bastante acertada tu exposicion. Pero hay que tener en cuenta otro aspecto del ser humano, que es el aprendisaje.
Si bien es muy acertado, no deja de venir de una persona con poca experiencia. No es que yola tenga ASI de grande, pero digamos que ya tengo mi pase vip para el club de los idiotas y hay una cosa de la que estoy 100% segura: el amor muta.

El amor que se siente o el amor que se recibe, ya no es tan puro como las primeras veces. Se vuelve mas egoista, mas desconfiado. Ya no es todo a todo con todo.

Uno empieza a resguardarse un poco, lo cual no esta mal. Hay una fea constumbre de perder la individualidad cuando nace una pareja. Se empieza a vivir un poco de a dos, lo cual no tiene sentido si las personas se enamoran de las otras por como son, no por como se adapten a uno... Claramente se va a ir agotando si las personas van cambiando... Muy acertado es tambien la reflexion de Dolina.

Ademas,teniendo en cuenta el sufrimiento pasado, el conocer nuevamente a alguien es una second chance. Si en la primera te cabio... Espera en la segunda cuando ya sabes que te espera y que no queres esperar..... Y en la tercera ni te cuento (hablo claro de las espectativas... despues... es todo relativo)

Pero si nos quedamos en un juego de egos y necesidades, se pierde lo divertido... Que es lo que se va ganando en el proceso. Te pueden romper el corazon, te pueden hacer mierda una y otra vez, pero la lucha es con uno mismo hasta.... No se hasta donde, yo sigo en la etapa de lucha.

Anónimo dijo...

Aburrida, de veras estas aburrida, yo opino que deberías entender un poco más a cerca de esa "necesidad de amar" que significa un poco más la necesidad de poseer, la necesidad de PODER y GOCE. el amor no se trata de una cosa divertida, sino de una trascendencia que sí, es desde uno mismo, pero visto desde el narcisismo como una ambivalencia de los sentimientos, en donde amas eso que te permite ilusionarte para luego detestar por el hecho de haber renunciado a una "seguridad" que se ha perdido por comprobar que no se ha alcanzado nada en realidad, mas que un vacío al enfrentarse a una gran falta. no es que el amor se vaya perfeccionando por medio de la experiencia, pues las pulsiones no se controlan del todo y el inconsciente demanda satisfacción. eso aunque lo entiendas no lo aprendes. no es que digas que porque conociste una forma de amor, ya no volverás a caer en ese tipo de relación, por eso es que aún luchas, pues la lucha es entre la naturaleza perfecta de lo que quieres y la limitación de lo que tienes. si deseas saber hasta donde es la lucha, sucumbe a explicaciones trascendentales, como por ejemplo el psicoanálisis...